martes, 16 de septiembre de 2014

Cambios de estación Verano-Otoño que nos resienten


A pesar de que estamos pasando algunos de los días más calurosos de este verano, se acerca ya la entrada del otoño.
 
Es en estos cambios de estación cuando muchas personas presentan ciertos síntomas de malestar, ya que los cambios en las condiciones climáticas ejercen una gran influencia en el estado anímico.



En estas situaciones se pueden distinguir 3 tipos diferentes de estrés:

1.    El estrés estacional
Es el producido por la disminución de las horas de luz solar, ya que supone un cambio de cara a los horarios tanto a la hora de dormir como de levantarse, además de la reducción de horas activas, lo que conlleva la readaptación de la rutina.
Otro factor más es la bajada de las temperaturas, por lo que se debe poner especial atención al sistema inmune, ya que las defensas bajan y llegan los famosos refriados.

2.    El estrés emocional
Con la vuelta a la rutina, llegan las prisas, el tráfico, las responsabilidades del trabajo… lo que hace que podamos tener cierta apatía, cansancio, desánimo o, por el contrario, ansiedad, tensión, frustración, insomnio… como resultado del desequilibrio interno que padecemos.

3.    El estrés nutricional
Debido a la falta de tiempo, los menús acaban por ser desequilibrados, con un alto contenido calórico e ingeridos en cualquier momento del día y sin masticar. Esto hace que estemos sobrealimentados y a la vez desnutridos, lo que puede producir cansancio y falta de energía.

Para llevar mejor todo esto, muchos expertos recomiendan seguir unos hábitos de vida saludables para ayudar a superar con optimismo el paso de una estación a otra.

El seguimiento de una alimentación sana, rica en frutas y verduras frescas que nos aporte vitaminas para aumentar las defensas en las épocas frías del año, además de una práctica regular de ejercicio al aire libre resultan ser algo muy beneficioso y adecuado.

Lo primordial es no preocuparse si durante los primeros días tras el cambio de estación te sientes triste, puesto que es algo total y absolutamente normal que irá desapareciendo poco a poco.