martes, 3 de diciembre de 2013

Nutricionista en Pequefarma: La Adolescencia

A lo largo de nuestra vida pasamos por muchas etapas alimentarias diferentes: nos influye la edad, nuestro entorno, los que no rodean e incluso las modas, pero quizá en nuestra adolescencia cuando más nos influye el uso que hagamos de la comida. De ello nos habla en su primer post una nueva colaboradora que unimos al Club de expertos Pequefarma, se llama Judit y es Diplomada en Nutrición y Dietética. Atentos a lo que nos cuenta:




La adolescencia es una etapa de la vida con unas connotaciones fisiológicas muy importantes y con unos cambios en la maduración  emocional y social tan importantes que casi siempre la hacen “inolvidable”. Spranger (1948) resume estos cambios como el descubrimiento del yo, formación progresiva del yo, formación progresiva del “plan” para el día de mañana e incorporación a nuevas esferas de la vida. El adolescente tiene que aceptar sus cambios morfológicos; tiene que buscar un  nuevo concepto de sí mismo y desarrollar su autoafirmación por su necesidad de autonomía. Este periodo supone, en definitiva, el paso de niño/a a hombre/mujer, transformación que, a priori, es una de las más intensas de la vida.

Todos estos cambios pueden influir favorable o desfavorablemente en la conducta alimentaria del adolescente. Es importante saber cómo afectan estos cambios al comportamiento alimentario de los adolescentes, ya que es frecuente que en esta etapa comiencen a presentarse desordenes alimenticios, unas veces imbuidos por modas yAtentos  corrientes sociales, otras por excesivas exigencias internas y externas, y a menudo por una mezcla de ambas.


Durante la adolescencia, dado que la mayor parte de los cambios que se producen son fisiológicos (maduración sexual, aumento del peso, aumento de la talla, etc.), los requerimientos nutricionales son muy elevados, por lo que es necesario un adecuado control de la alimentación e imprescindible asegurar el aporte suficiente de nutrientes, para no caer en déficit ni en carencias que puedan ser origen de alteraciones y trastornos de la salud.

También debemos asegurarnos de que los adolescentes conozcan cómo y por qué deben alimentarse bien y los riesgos que corren cuando modifican, con criterio meramente personal, las pautas y hábitos alimentarios.



Probablemente la adolescencia será la última oportunidad de aplicar normas dietéticas y consejos de promoción de la salud antes de la instauración de hábitos de la edad adulta, que (en muchos casos) ya serán definitivos.

Judit Jareño Osa
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética.
Nº de colegiado: CLM00049



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